lunes, 16 de marzo de 2015
Unidad I – Dimensión psíquica del conocer
Prof. Daniela Zapata
Ficha 1. Unidad I – Dimensión psíquica
del conocer.
¿Cómo nos convertimos en lo que somos? ¿Cómo conocemos? ¿Por
qué actuamos de determinada manera ante diversas situaciones? ¿En qué medida
nuestra conducta responde a requerimientos y enseñanzas sociales? ¿Quién
produce conocimiento? ¿Somos sujetos sujetados?
Primera parte. Conductismo[1].
¿Qué entendemos por conducta?
Ejemplo A.
Comencemos con un “ejemplo común: el caso de un estudiante
que está a punto de rendir un examen oral. Aunque el sujeto de nuestro ejemplo
se ha preparado en forma adecuada, se encuentra sumamente tenso, nervioso y
asustado: siente palpitaciones, le transpiran las manos y tiene la boca seca.
Mientras espera que lo llamen, se imagina que quedará "en blanco" o
que dará respuestas absurdas a las preguntas que le formule la mesa. Supone que
hará un "papelón" frente a los examinadores y ante sus propios
compañeros al tartamudear y mostrarse inseguro. Finalmente, decide retirarse y
no presentarse a la prueba.
Ejemplo B.
Otro estudiante ante un examen consulta sus apuntes mientras
tamborilea con sus dedos sobre la cuadernola. Luego se levanta de la silla y
camina por el corredor hasta que lo llaman para entrar.
Definición de conducta: se considera conducta a toda
respuesta a un estímulo. Cada respuesta puede convertirse en estímulo para otra
respuesta.
“De modo que en el lenguaje conductista, el término conducta
o comportamiento tiene un significado mucho más amplio que el habitual. No se
limita a la acción voluntaria y visible de un ser vivo, sino que incluye además
sus pensamientos y fantasías, el funcionamiento de sus órganos y sus reacciones
emocionales. La reacción de sorpresa ante un regalo inesperado o la decepción
por no recibirlo, la anticipación de un fracaso o el recuerdo de un momento
grato, todos ellos se consideran conductas. Con frecuencia nuestro
comportamiento mantiene cierta regularidad o coherencia a lo largo del tiempo.
Más que respuestas aisladas, exhibimos patrones habituales de conducta. El
estudiante de nuestro ejemplo puede reaccionar con temor e inseguridad cada vez
que se presenta a un examen. Tal vez se sienta nervioso siempre que habla en
público o cuando trata de mantener una conversación con alguien que acaba de
conocer. Decimos entonces que ha desarrollado el hábito de reaccionar con temor
en aquellas situaciones en las cuales supone que alguien está juzgando su
desempeño o su destreza social. Un hábito es un estilo regular de
comportamiento, un modo de actuar, pensar o sentir en ciertas situaciones. En los
próximos capítulos nos ocuparemos especialmente de los hábitos de pensamiento,
y veremos cómo los mismos determinan nuestras reacciones emocionales y nuestras
conductas visibles.”[2]
“El proceso de adquisición de hábitos se conoce como
aprendizaje y depende de las experiencias que atravesamos desde el nacimiento y
a lo largo de la vida. La influencia de nuestros padres, la educación que
recibimos y en general la interacción con el medio van modelando nuestra
personalidad. Los valores culturales y las normas de la sociedad en que vivimos
contribuyen a crear nuestros propios valores. La reacción de otras personas
ante nuestra conducta y lo éxitos o fracasos que cosechamos determinan que
conservemos ciertos hábitos y abandonemos otros.”[3]
“¿Cómo incorporamos nuevos hábitos? En otras palabras, ¿Cómo
aprendemos a actuar, a pensar y a sentir de una manera determinada? La
psicología conductista concede una gran importancia a esta pregunta. Si
descubrimos las leyes del aprendizaje podremos aplicar los mismos principios
para modificar nuestra conducta y desarrollar nuevos patrones de pensamiento y
acción.”[4]
“¿Por
qué la gente se comporta de la forma como lo hace? Probablemente ésta fue
primero una pregunta práctica: ¿cómo podría una persona anticipar y, por tanto,
prepararse para lo que otra persona iba a hacer? Luego se tornaría práctica en
otro sentido: ¿cómo se podría inducir a una persona a comportarse de una cierta
manera? Eventualmente se convirtió en el problema de entender y explicar el
comportamiento. Siempre se la podría reducir a una pregunta acerca de las
causas. Tenemos tendencia a decir, y a menudo temerariamente, que si una cosa
sigue a otra, probablemente ésta cause a aquélla, siguiendo el antiguo
principio de que post hoc, ergo propter hoc («Después de esto, por lo
tanto, a causa de esto»). Entre los muchos ejemplos que se pueden encontrar en
la explicación del comportamiento humano, uno es de especial importancia aquí.
La persona con quien estamos más familiarizados somos nosotros mismos; muchas
de las cosas que observamos inmediatamente antes de comportarnos ocurren en el
interior de nuestro cuerpo, y es fácil que las tomemos como causa de nuestro
comportamiento.”[5]
Condicionamiento
operante.[6]
El
condicionamiento operante se refiere a los comportamientos emitidos con una
finalidad o propósito. Cuando abrimos la ventana para que entre aire o bebemos
agua para aliviar la sed, nuestra conducta está dirigida a promover un cambio
en el ambiente que nos rodea o en nuestro propio organismo. Se dice que estas
conductas operan sobre el entorno, y por eso se las conoce como conductas
operantes. Las mayoría de las conductas emitidas en la vida diaria pertenecen a
esta categoría: hablar, caminar, escribir, trabajar, "hacer cosas" en
general. Los cambios que estas conductas promueven en su entorno se llaman
consecuencias. En los ejemplos anteriores, la entrada del aire y el alivio de
la sed son consecuencias de las conductas correspondientes -abrir la ventana y
tomar agua-. El principio básico del condicionamiento operante establece que la
emisión de una conducta depende siempre de sus resultados. En otras palabras,
la conducta está controlada por sus consecuencias inmediatas.
Reforzamiento.
Decimos
que una conducta es reforzada cuando las consecuencias que genera aumentan su
probabilidad de ocurrencia futura. La conducta de oprimir el botón del ascensor
produce normalmente la llegada del mismo. Esta consecuencia determina que
volvamos a oprimir el botón cada vez que necesitamos el ascensor. El proceso de
reforzar una conducta se conoce como reforzamiento. Existen dos modalidades de
reforzamiento. Cuando el sujeto obtiene algo luego de emitir la respuesta, como
en el ejemplo que acabamos de presentar, hablamos de reforzamiento positivo.
Aquello que obtiene como resultado de la conducta -el ascensor- se conoce como
reforzador positivo. El salario es un reforzador positivo para la conducta de
trabajar, aunque esta conducta puede estar mantenida además por otros
reforzadores: la satisfacción del deber cumplido, mantenerse ocupado, el placer
que despierta una tarea agradable, etc.; esto varía, por supuesto, de acuerdo a
la persona y a la situación. El reforzamiento positivo se conoce también como
reforzamiento por presentación de un reforzador, porque el incremento en la probabilidad
de la conducta se obtiene presentando un evento como consecuencia de la misma.
(…)
De
hecho, un reforzador positivo no se define por el valor que se le asigna sino
por el efecto que tiene sobre la conducta en un caso concreto. Cualquier suceso
que aparece después de emitida una conducta y aumenta la frecuencia de la misma
es un reforzador positivo, aunque la mayoría de la gente no lo considere
agradable.
Una
segunda modalidad de reforzamiento consiste en quitar algo como consecuencia de
la conducta emitida. Ejemplo de esto sería un padre encendiendo la luz del
dormitorio de su hijo para terminar con el llanto del chico, o una persona
aplicándose repelente para evitar que los insectos la piquen. El proceso se
llama reforzamiento negativo o reforzamiento
por retirada de un suceso aversivo, y los eventos que se suprimen -el llanto en
un caso y las picaduras en otro- son reforzadores negativos para las conductas
correspondientes.
Los
dos ejemplos de reforzamiento negativo que presentamos en este capítulo
difieren en un punto: en uno de los casos el suceso no deseado ya está presente
-el llanto del chico- y la conducta está destinada a hacerlo cesar. Esto se
conoce como "condicionamiento de huída o escape". En el otro, el
suceso aversivo -las picaduras- aún no ha ocurrido. Hablamos aquí de
"condicionamiento de evitación", ya que la respuesta impide que el
evento tenga lugar.
Digamos
para terminar que existen dos tipos de reforzadores. Aquellos cuya cualidad
reforzante es natural y no debe ser aprendida porque satisfacen nuestras
necesidades biológicas, son los reforzadores primarios o incondicionados.
Incluyen el alimento, el agua, la actividad sexual, el calor, etc. Y los
eventos cuya cualidad reforzante es el resultado de un aprendizaje, como el dinero,
se conocen como reforzadores secundarios o condicionados. Entre estos últimos
cabe destacar la atención, interés y preocupación por parte de otras personas,
así como los alabos, elogios y muestras de aprobación -reforzamiento social-
que tienen un elevado poder reforzante y pueden emplearse incluso con fines
terapéuticos.
Motivación:
(…)
Cuando afirmamos que el joven está muy motivado para hacer deportes, sólo
estamos indicando que dicha conducta es muy probable. A su vez, la conducta es
muy probable porque está bajo el control de un reforzador muy potente. De modo
que la "alta motivación" describe una situación en que la conducta
está siendo intensamente reforzada. Si el sujeto se ha visto privado de
alimentos, agua o ejercicio durante un tiempo prolongado, dichos eventos se
transforman en potentes reforzadores. Decimos en tales casos que el sujeto
tiene avidez por comer, beber o moverse. Técnicamente, esta situación se conoce
como privación, y es uno de los
factores que aumenta la motivación, es decir la probabilidad de la conducta
orientada a obtener tales reforzadores. El fenómeno inverso se conoce como saciedad: un evento pierde su capacidad
reforzante si es suministrado en exceso.
Extinción: Cuando una conducta deja de
ser reforzada, disminuye su frecuencia hasta desaparecer, es decir se extingue.
En el ejemplo del ascensor citado anteriormente, la conducta de oprimir el
botón se extinguirá si deja de producir la consecuencia esperada -la llegada
del ascensor-.
Castigo: Cuando un padre da una palmada
a su hijo por introducir los dedos en un tomacorriente, está usando un
procedimiento que se conoce habitualmente como castigo. En terapia del
comportamiento, sin embargo, el término castigo tiene un significado mucho más
preciso. Se refiere al proceso por el cual se reduce la probabilidad de una
conducta presentando un elemento aversivo -desagradable- o retirando un
reforzador positivo luego de emitida la misma. De acuerdo a esta definición, la
palmada castiga la conducta sólo si reduce la probabilidad de que el chico
vuelva a introducir los dedos en el tomacorriente. O sea que un procedimiento
no se define como castigo porque involucre un suceso desagradable como la
palmada, sino por el efecto que tiene sobre la conducta. El castigo tampoco
está relacionado con "hacer justicia" o con tomar represalias. La
medida de encarcelar a los delincuentes, por ejemplo, sólo podría considerarse
castigo si redujera la probabilidad de que estos volvieran a delinquir. Por
otra parte, tampoco es necesario que la contingencia se implemente con la
finalidad de controlar el comportamiento: una tormenta inesperada puede hacer
cesar un entretenido partido de fútbol. Las reprimendas de una esposa a su
marido por leer el diario durante la cena, pueden considerarse castigo si
consiguen que deje de leerlo. Otra medida sería retirar los platos de la mesa
antes de que su esposo los toque.
Discriminación: Cuando una conducta es
reforzada en algunas situaciones pero no en otras, el individuo aprende a
discriminar entre ambas y emite la conducta sólo en aquellas situaciones en que
tiene probabilidad de ser reforzada. En la sala de espera del dentista, por
ejemplo, una persona que se encuentra sin hacer nada y nos saluda cuando
llegamos nos indica que nuestra conducta de conversar probablemente será 63
reforzada con su respuesta e interés; una persona que se encuentra enfrascada
en su lectura y no levanta la cabeza cuando entramos, nos indica en cambio que
el reforzamiento probablemente no tendrá lugar.
Generalización: La generalización del
estímulo tiene lugar cuando una conducta que fue reforzada en una situación se
emite en una circunstancia distinta. De modo que este proceso es inverso a la
discriminación. Un chico que siempre ha sido reforzado por obedecer ciegamente
a sus padres puede conducirse de manera sumisa y obediente frente a otras
personas. Cuanto mayor es la semejanza entre la nueva situación y la original,
más probable es que se generalice el comportamiento aprendido.
EJERCICIOS
Proponemos
a continuación algunos ejercicios para aplicar los principios del
condicionamiento operante. Sugerimos al lector que responda por escrito a las
preguntas que se formulan en el texto, utilizando los espacios en blanco que se
dejan con esa finalidad. Las situaciones-problema se presentan aquí en forma
resumida, a los efectos de aplicar los conceptos desarrollados a lo largo del
capítulo. En la práctica, no siempre es posible interpretar estas situaciones
en términos exclusivamente operantes.
1. Un
alcohólico bebe cada vez que se deprime, evitando de ese modo las vivencias
angustiosas y depresivas. El alcohol le produce además 66 una agradable
sensación de bienestar y euforia. ¿Qué mecanismos están manteniendo la conducta
de beber?
2.
Una paciente que vive con su esposo e hijas se queja de tristeza, desánimo,
falta de fuerzas y permanece en cama la mayor parte del tiempo. Su familia
responde demostrando gran preocupación por su estado, escuchando atentamente
sus quejas y comportándose de manera muy considerada y protectora. En las escasas
ocasiones en que la paciente exhibe comportamientos adecuados tales como
levantarse, realizar alguna tarea o efectuar comentarios optimistas, se le
presta muy poca atención. a) ¿Qué conducta está siendo reforzada en la
paciente? b) ¿Qué conducta está siendo sometida a un proceso de extinción? c)
¿Qué debería hacerse para disminuir las conductas depresivas y aumentar los
comportamientos adecuados?
3. En
un supermercado, un niño llora y se tira al piso hasta que su madre le compra
una golosina que previamente le había negado. a) ¿Qué conducta está siendo
reforzada en el niño? b) ¿Cuál es el reforzador y el tipo de reforzamiento? c)
¿Qué conducta está siendo reforzada en la madre? d) ¿Cuál es el reforzador y el
tipo de reforzamiento?
4. Una nueva reglamentación de tránsito
establece el siguiente procedimiento para disminuir el número de accidentes:
los automovilistas que atraviesen un cruce con luz roja deberán detener sus
vehículos durante 15 minutos en el momento en que se constate la infracción. Pasado
ese lapso se les permitirá continuar la marcha. ¿Qué mecanismo se utiliza en
este caso para disminuir la conducta de cruzar con luz roja? ¿Qué diferencia
existe entre este procedimiento y la aplicación de una multa?
5. Un
hombre fue reforzado desde pequeño por comportarse de manera dependiente frente
a sus padres -p. ej. por consultarlos antes de tomar cualquier decisión y
seguir sus indicaciones-. Luego de casarse se conduce del mismo modo frente a
su esposa. ¿Cómo se conoce técnicamente este proceso?
Bibliografía
Selección
de texto de las siguientes obras:
Skinner.
Sobre el conductismo. Editorial
Planeta. Argentina, 1994.
Chertok,
Alberto. Las causas de la conducta.
Centro de Terapia conductual. Edición digital. (www.psicologiatotal.com).
Chertok,
Alberto. Materiales para estudiantes. La conducta y sus causas.
(http://psicologiatotal.com/laconductaysuscausas.pdf)
[1]
Skinner afirma “El primer conductista explícito
fue John B. Watson, quien, en 1913, lanzó una especie de manifiesto titulado La
psicología tal como la ve un conductista. Como lo indica el título, no
estaba proponiendo una nueva ciencia, sino afirmando que la psicología debía
redefinirse como el estudio del comportamiento”.
[2] Chertok, Alberto. Material
para estudiantes.
[3] Ídem.
[4] Ídem.
[5] Skinner. Sobre el
conductismo. Pág. 12.
[6] Para estudiar
Condicionamiento Operante se realizaron
extracciones de texto de la obra de Chertok “Las causas de la conducta”.
Cáp. 3.
jueves, 12 de marzo de 2015
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