martes, 21 de mayo de 2013

Ficha 6. Filosofía de la ciencia. "Saber - Poder" Foucault


Selección de texto de “Las Redes del Poder”.
Michel Foucault
Texto desgravado de la conferencia pronunciada en 1976 en Brasil. Publicada en la Revista Anarquista Barbarie, N-° 4 y 5, (1981-2), San Salvador de Bahía, Brasil.
(…)
En todo caso, la cuestión que yo quería plantear es la siguiente: ¿Cómo fue posible que nuestra sociedad, la sociedad occidental en general, haya concebido el poder de una manera tan restrictiva, tan pobre, tan negativa? ¿Por qué concebimos siempre el poder como regla y prohibición, por qué este privilegio? Evidentemente podemos decir que ello se debe a la influencia de Kant, idea según la cual, en última instancia, la ley moral, el « tú no debes», la oposición «debes/no debes» es, en el fondo, la matriz de la regulación de toda la conducta humana. Pero, en verdad, esta explicación por la influencia de Kant es evidentemente insuficiente. El problema consiste en saber si Kant tuvo tal influencia. ¿Por qué fue tan poderosa? (…)

Y creo que es de esta concepción jurídica del poder, de esta concepción del poder mediante la ley y el soberano, a partir de la regla y la prohibición, de la que es necesario ahora liberarse si queremos proceder a un análisis del poder, no desde su representación sino desde su funcionamiento. 
Ahora bien, ¿cómo podríamos intentar analizar el poder en sus mecanismos positivos? Me parece que en un cierto número de textos podemos encontrar los elementos fundamentales para un análisis de ese tipo. Podemos encontrarlos tal vez en Bentham, un filósofo inglés del fin del siglo XVIII y comienzos del XIX que, en el fondo, fue el más grande teórico del poder burgués, y podemos evidentemente encontrarlos en Marx también; esencialmente en el libro II de < El Capital». Es ahí que, pienso, podemos encontrar algunos elementos de los cuales me serviré para analizar el poder en sus mecanismos positivos. 
En resumen, lo que podemos encontrar en el libro II de El Capital, es, en primer lugar, que en el fondo no existe UN poder, sino varios poderes. Poderes quiere decir: formas de dominación, formas de sujeción que operan localmente, por ejemplo, en una oficina, en el ejército, en una propiedad de tipo esclavista o en una propiedad donde existen relaciones serviles. Se trata siempre de formas locales, regionales de poder, que poseen su propia modalidad de funcionamiento, procedimiento y técnica. Todas estas formas de poder son heterogéneas. No podemos entonces hablar de poder si queremos hacer un análisis del poder, sino que debemos hablar de los poderes o intentar localizarlos en sus especificidades históricas y geográficas. 
(…) Creo que, de modo muy esquemático, podríamos decir lo siguiente: el sistema de poder que la monarquía había logrado organizar a partir del fin de la Edad Media presentaba para el desarrollo del capitalismo dos inconvenientes mayores: 1) El poder político, tal como se ejercía en el cuerpo social, era un poder muy discontinuo. Las mallas de la red eran muy grandes, un número casi infinito de cosas, de elementos, de conductas, de procesos escapaban al control del poder. Si tomamos, por ejemplo, un punto preciso, la importancia del contrabando en toda Europa hasta fines del siglo XVIII, podemos percibir un flujo económico muy importante, casi tan importante como el otro, un flujo que escapaba enteramente al poder. Era además, una de las condiciones de existencia de las personas; de no haber existido piratería marítima, el comercio no habría podido funcionar y las personas no habrían podido vivir. Bien, en otras palabras, la ilegalidad era una de las condiciones de vida, pero al mismo tiempo significaba que había ciertas cosas que escapaban al poder y sobre las cuales no tenia control. Entonces, inconvenientes procesos económicos, diversos mecanismos, de algún modo quedaban fuera de control y exigían la instauración de un poder continuo, preciso, de algún modo atómico. Pasar así de un poder lagunar, global, a un poder atómico e individualizante, que cada uno, que cada individuo, en él mismo, en su cuerpo, en sus gestos, pudiese ser controlado en vez de esos controles globales y de masa. 
El segundo gran inconveniente de los mecanismos de poder, tal como funcionaban en la monarquía, es que eran sistemas excesivamente onerosos. Y eran onerosos justamente porque la función del poder -aquello en que consistía el poder- era esencialmente el poder de recaudar, de tener el derecho a recaudar cualquier cosa -un impuesto, un décimo, cuando se trataba del clero-sobre las cosechas que se realizaban; la recaudación obligatoria de tal o cual porcentaje para el señor, para el poder real, para el clero. El poder era entonces recaudador y predatorio. En esta medida operaba siempre una sustracción económica y, lejos, consecuentemente, de favorecer o estimular el flujo económico, era permanentemente su obstáculo y freno. Entonces aparece una segunda preocupación, una segunda necesidad: encontrar un mecanismo de poder tal que al mismo tiempo que controlase las cosas y las personas hasta en sus más mínimos detalles no fuese tan oneroso ni esencialmente predatario, que se ejerciera en el mismo sentido del proceso económico. 
(…)
(…) Así ocurrió con la tecnología política, hubo toda una invención al nivel de las formas de poder a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Por lo tanto, es necesario hacer no sólo la historia de las técnicas industriales, sino también de las técnicas políticas, y yo creo que podemos agrupar en dos grandes capítulos las invenciones de. tecnología política, las cuales debemos acreditar sobre todo a los siglos XVII y XVIII. Yo las agruparía en dos capítulos porque me parece que se desarrollaron en dos direcciones diferentes: de un lado existe esta tecnología que llamaría de disciplina. Disciplina es, en el fondo, el mecanismo del poder por el cual alcanzamos a controlar en el cuerpo social hasta los elementos más tenues por los cuales llegamos a tocar los propios átomos sociales; esto es, los individuos. Técnicas de individualización del poder. Cómo vigilar a alguien, cómo controlar su conducta, su compartimiento, sus aptitudes, cómo intensificar su rendimiento, cómo multiplicar sus capacidades, cómo colocarlo en el lugar donde será más útil; esto es lo que es, a mi modo de ver, la disciplina. 
Y les cito en este instante el ejemplo de la disciplina en el ejército. Es un ejemplo importante porque es el punto donde fue descubierta la disciplina y dónde se la desarrolló en primer lugar. Ligada, entonces, a esa otra invención de orden técnico que fue la invención del fusil de tiro relativamente rápido. A partir de ese momento, podemos decir lo siguiente: que el soldado dejaba de ser intercambiable, dejaba de ser pura y simplemente carne de cañón y un simple individuo capaz de golpear. Para ser un buen soldado había que saber tirar, por lo tanto, era necesario pasar por un proceso de aprendizaje y era necesario que el soldado supiera desplazarse, que supiera coordinar sus gestos con los de los demás soldados; en suma, el soldado se volvía habilidoso. Por lo tanto, precioso. Y cuanto más precioso, más necesario era conservarlo y cuanta más necesidad de conservarlo, más necesidad había de enseñarle técnicas capaces de salvarle la vida en la batalla, y mientras más técnicas se le enseñaban más tiempo duraba el aprendizaje, más precioso era él, cte.. Y bruscamente se crea una especie de embalo, de esas técnicas militares de adiestramiento que culminarán en el famoso ejército prusiano de Federico II, que gastaba lo esencial de su tiempo haciendo ejercicios. El ejército prusiano, el modelo de disciplina prusiana, es precisamente la perfección, la intensidad máxima de esa disciplina corporal del soldado que fue hasta cierto punto el modelo de las otras disciplinas. 
El otro lugar en donde vemos aparecer esta nueva tecnología disciplinaria es la educación. Fue primero en los colegios y después en las escuelas secundarias donde vemos aparecer esos métodos disciplinarios en que los individuos son individualizados dentro de la multiplicidad. El colegio reúne decenas, centenas y a veces millares de escolares, y se trata entonces de ejercer sobré ellos un poder que será justamente mucho menos oneroso que el poder del preceptor que no puede existir sino entre alumno y maestro. Allí tenemos un maestro para decenas de discípulos y es necesario, a pesar de esa multiplicidad de alumnos, que se logre una individualización del poder, un control permanente, una vigilancia en todos los instantes, así, la aparición de este personaje que todos aquellos que estudiaron en colegios conocen bien, que es el vigilante2 que en la pirámide corresponde al suboficial del ejército; aparición también de las notas cuantitativas, de los exámenes, de los concursos, cte., posibilidades, en consecuencia, de clasificar a los individuos de tal manera que cada uno esté exactamente en su lugar, bajo los ojos del maestro o en la clasificación-calificación o el juicio que hacemos sobre cada uno de ellos. 
Vean, por ejemplo, cómo ustedes están sentados delante de `mí, en fila. Es una posición que tal vez les parezca natural; sin embargo es bueno recordar que ella es relativamente reciente en la historia de la civilización y que es posible encontrar todavía a comienzos del siglo XIX escuelas donde los alumnos se presentaban en grupos de pie alrededor de un profesor que les dicta cátedra. Eso implica que el profesor no puede vigilarlos realmente e individualmente: hay un grupo de alumnos por un lado y el profesor por otro. Actualmente ustedes son ubicados en fila, los ojos del profesor pueden individualizar a cada uno, puede nombrarlos para saber si están presentes, qué hacen, si divagan, si bostezan, cte. 'podo esto, todas estas futilidades, en realidad son futilidades, pero futilidades muy importantes, porque finalmente, fue en el nivel de toda una serie de ejercicios de poder, en esas pequeñas técnicas que estos nuevos mecanismos pudieron investir; pudieron operar. Lo que pasó en el ejército y en los colegios puede ser visto igualmente en las oficinas a lo largo del siglo XIX. Y es lo que llamaré tecnología individualizante del poder. Es una tecnología que enfoca a los individuos hasta- en sus cuerpos, en sus comportamientos; se trata, groso modo, de una especie de anatomía política, una política que hace blanco en los individuos hasta anatomizarlos: 
Bien, he ahí una familia de tecnologías de poder que aparece un poco más tarde, en la segunda mitad del siglo XVIII; y que fue desarrollada-es preciso decir que la primera, para vergüenza de Francia, fue sobretodo desarrollada en Francia y en Alemania principalmente en Inglaterra, tecnologías éstas que no enfocan a los individuos, sino que ponen blanco en lo contrario, en la población. En otras palabras, el siglo XVIII descubrió esa cosa capital: que el poder no se ejerce simplemente sobre los individuos entendidos como sujetos-súbditos -lo que era la tesis fundamental de la monarquía, según la cual por un lado está el soberano y por otro los súb dinabre que aquello sobre lo que se ejerce el poder es la población. ¿Qué quiere decir población? No quiere decir simplemente un grupo humano numeroso, quiere decir un grupo de seres vivos que son atravesados, comandados, regidos, por procesos de leyes biológicas. Una población tiene una curva etaria, una pirámide etaria, tiene una morbilidad, tiene un estado de salud; una población puede perecer o, al contrario, puede desarrollarse. 
Todo esto comienza a ser descubierto en el siglo XVIII. Se percibe que la relación de poder con el sujeto o, mejor, con el individuo no debe ser simplemente esa forma de sujeción que permite al poder recaudar bienes sobre el súbdito, riquezas y eventualmente su cuerpo y su sangre, sino que el poder se debe ejercer sobre los individuos en tanto constituyen una especie de entidad biológica que debe ser tomada en consideración si queremos precisamente utilizar esa población como máquina de producir todo, de producir riquezas, de producir bienes, de producir otros individuos, etc. El descubrimiento de la población es, al mismo tiempo que el descubrimiento del individuo y del cuerpo adiestrable, creo yo, otro gran núcleo tecnológico en torno del cual los procedimientos políticos de Occidente se transformaron. Se inventó en ese momento, en oposición a la anátomo-política que recién mencioné, lo que llamaré bio-política. Es en ese momento cuando vemos aparecer cosas, problemas como, el del hábitat, el de las condiciones de vida en una ciudad, el de la higiene pública o la modificación de las relaciones entre la natalidad y la mortalidad. Fue en ese momento cuando apareció el problema de cómo se puede hacer para que la gente tenga más hijos o, en todo caso, cómo podemos regular el flujo de la población, cómo podemos controlar igualmente la tasa de crecimiento de una población, de las migraciones, etc. Y a partir de allí toda una serie de técnicas de observación entre las cuales está la estadística, evidentemente, pero también todos los grandes organismos administrativos, económicos y políticos, todo eso encargado de la regulación de la población. Por lo tanto, creo yo, hay dos grandes revoluciones en la tecnología del poder: descubrimiento de la disciplina y descubrimiento de la regulación, perfeccionamiento de una anátomo-política y perfeccionamiento de una bio-política. 
A partir del siglo XVIII , l a vida se hace objeto de poder la vida y el cuerpo. Antes existían sujetos, sujetos jurídicos a quienes se les podía retirar los bienes, y la vida además. Ahora existen cuerpos y poblaciones. El poder se hace materialista. Deja de ser esencialmente jurídico. Ahora debe lidiar con esas cosas reales que son el cuerpo, la vida. La vida entra en el dominio del poder, mutación capital, una de las más importantes sin duda, en la historia de las sociedades humanas y es evidente que se puede percibir cómo el sexo se vuelve a partir de ese momento, el siglo XVIII, una pieza absolutamente capital, porque, en el fondo, el sexo está exactamente ubicado en el lugar de la articulación entre las disciplinas individuales del cuerpo y las regulaciones de la población. El sexo viene a ser aquello a partir de lo cual se puede garantizar la vigilancia sobre los individuo s y entonces se comprende por qué en el siglo XVIII, y justamente en los colegios, la sexualidad de los adolescentes se vuelve un problema médico, un problema moral, casi un problema político de primera importancia porque mediante y so pretexto de este control de la sexualidad se podía vigilar a los colegiales, a los adolescentes a lo largo de sus vidas, a cada instante, aun durante el sueño. Entonces el sexo se tornará un instrumento de disciplinamiento, y va a ser uno de los elementos esenciales de esa anátomo-política de la que hablé, pero por otro lado es el sexo el que asegura la reproducción de las poblaciones. Y con el sexo, con una política del sexo podemos cambiar las relaciones entre natalidad y mortalidad; en todo caso la política del sexo se va a integrar al interior de toda esa política de la vida que va a ser tan importante en el siglo XIX. El sexo es el eje3 entre la anátomo-política y la bio-política, él está en la encrucijada de las disciplinas y de las regulaciones y es en esa función que él se transforma, al fin del siglo XIX, en una pieza política de primera importancia para hacer de la sociedad una máquina de producir. 
Foucault: -¿Quieren ustedes hacer alguna pregunta? 
Auditorio: -¿Qué tipo de productividad pretende lograr el poder en las prisiones? 
Foucault: -Esa es una larga historia: el sistema de la prisión, quiero decir, de la prisión represiva, de la prisión como castigo, fue establecido tardíamente, prácticamente al fin del siglo XVIII. Antes de ésa fecha la prisión no era un castigo legal: se aprisionaba a las personas simplemente para retenerlas antes de procesarlas y no para castigarlas, salvo en casos excepcionales. Bien, se crean las prisiones como sistema de represión afirmándose lo siguiente: la prisión va a ser un sistema de reeducación de los criminales. Después de una estadía en la prisión, gracias a una domesticación de tipo militar y escolar, vamos a poder transformar a un delincuente en un individuo obediente a las leyes. Se buscaba la producción de individuos obedientes. 
Ahora bien, inmediatamente, en los primeros tiempos de los sistemas de las prisiones quedó en claro que ellos no producían aquel resultado, sino, en verdad, su opuesto: mientras más tiempo se pasaba en prisión menos se era reeducado y más delincuente se era. No sólo productividad nula, sino productividad negativa. En consecuencia, el sistema de las prisiones debería haber desaparecido. Pero permaneció y continúa, y cuando preguntamos a las personas qué podríamos colocar en vez de las prisiones, nadie responde. 
¿Por qué las prisiones permanecieron a pesar de esta contra-productividad? Yo diré que precisamente porque, de hecho producían delincuentes y la delincuencia tiene una cierta utilidad económico-política en las sociedades que conocernos: La utilidad mencionada podemos revelarla fácilmente: 1) Cuanto más delincuentes existan, más crímenes existirán; cuanto más crímenes hayan, más miedo tendrá la población y cuanto más miedo en la población, más aceptable y deseable se vuelve el sistema de control policial. La existencia de ese pequeño peligro interno permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de ese sistema de control, lo que explica por qué en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del mundo sin ninguna excepción, se concede tanto espacio a la criminalidad como si se tratase de una novedad cada nuevo día. Desde 1830 en todos los países del mundo se desarrollaron campañas sobre el tema del crecimiento de la delincuencia, hecho que nunca ha sido probado, pero esta supuesta presencia, esta amenaza, ese crecimiento de la delincuencia es un factor de aceptación de los controles. 
Pero eso no es todo, la delincuencia posee también una utilidad económica; vean la cantidad de tráficos perfectamente lucrativos e inscriptos en el lucro capitalista que pasan por la delincuencia: la prostitución; todos saben que el control de la prostitución en todos los países de Europa es realizado por personas que tienen el nombre profesional de proxenetas y que son todos ellos ex-delincuentes que tienen por función canalizar, para circuitos económicos tales como la hotelería de personas que tienen cuentas en bancos, los lucros recaudados sobre el placer sexual. La prostitución permitió volver oneroso el placer sexual de las poblaciones y su encuadramiento permitió derivar para determinados circuitos el lucro sobre el placer sexual. El tráfico de armas, el tráfico de drogas, en suma, toda una serie de tráficos que por una u otra razón no pueden ser legal y directamente realizados en la sociedad pueden serlo por la delincuencia, que los asegura. 
(…)
Auditorio: -¿Cómo ve la relación entre saber y poder? ¿Es la tecnología del poder la que provoca la perversión sexual o es la anarquía natural biológica que existe en el hombre la que lo provoca... 
Foucault: -Sobre este último punto, es decir, sobre lo que motiva, ló que explica el desarrollo de esta tecnología,_no creo que podamos decir que sea el desarrollo biológico. Intenté demostrar lo contrario, es decir, ¿cómo forma parte del desarrollo del capitalismo esta mutación de la tecnología del poder? Forma parte de ese desarrollo en la medida en que, por un lado, fue el desarrollo del capitalismo lo que hizo necesaria esta mutación tecnológica, pero, por otro, esa mutación hizo posible el desarrollo del capitalismo; una implicación perpetua de dos movimientos que están de algún modo engrampados el uno con el otro. 
Bien, con respecto a la otra cuestión que concierne al hecho de las relaciones de poder... Cuando existe alianza del placer con el poder, ese es un problema importante. Lo que quiero decir brevemente es que es justamente eso que parece caracterizar los mecanismos de poder en función de nuestras sociedades, es lo que hace que no podamos decir simplemente que el poder tiene por función interdictar, prohibir. Si admitimos que el poder sólo tiene por función prohibir, estamos obligados a inventar mecanismos -como Lacan y otros están obligados a hacerlo- para poder decir: < Vean, nos identificamos con el poder». O entonces decimos que hay una relación masoquista que se establece con el poder y que hace que gocemos de aquel que prohíbe; pero en compensación, si usted admite que la función del poder no es esencialmente prohibir, sino producir, producir placer, en ese momento se puede comprender, al mismo tiempo cómo se puede obedecer al poder y encontrar en el hecho de la obediencia placer, que no es masoquista necesariamente. Los niños nos pueden servir de ejemplo: creo que la manera como se hizo de la sexualidad de los los niños un problema fundamental para la familia burguesa del siglo XIX provocó y volvió posible un gran número de controles sobre la familia, sobre los padres, sobre los niños, etc., sobre los niños, etc., al mismo tiempo que produjo toda una serie de placeres nuevos: placer en los padres al vigilar a los hijos, placer de los niños enjugar con su propia sexualidad contra sus padres o con sus padres, etc., toda una nueva economía del placer alrededor del cuerpo del niño. No hace falta decir que los padres, por masoquismo, se identificaron con la ley... 
Auditorio: -Usted no respondió a la pregunta que se le hizo sobre las relaciones entre el saber y el poder, y sobre el poder que usted, Michel, ejerce mediante su saber... 
Foucault: -En efecto, la pregunta debe ser planteada. Bien, creo que -en todo caso en el sentido de los análisis que hago, cuya fuente de inspiración usted puede ver- las relaciones de poder no deben ser consideradas de una manera un poco esquemática, como: de un lado están los que tienen el poder y del otro los que no lo tienen. Aquí un cierto marxismo académico utiliza frecuentemente la oposición clase dominante y dominada, discurso dominante/ discurso dominado, cte. Ahora, en primer lugar, ese dualismo nunca será encontrado en Marx, en cambio sí puede ser encontrado en pensadores reaccionarios y racistas como Gobineau, que admiten que en una sociedad hay dos clases, una dominada y la otra que domina. Usted va a encontrar eso en muchos lugares pero nunca en Marx porque en efecto Marx es demasiado astuto como para podér admitir esto; él sabia perfectamente que lo que hace la solidez de las relaciones de poder es que ellas no terminan jamás, que no hay de un lado algunos y de otro lado muchos; ellas la atraviesan en todos lados; la clase obrera retransmite relaciones de poder, ejerce relaciones de poder. El hecho de que usted sea estudiante implca que ya está inserto, es una cierta situación de poder; yo, como profesor, estoy igualmente en una situación de poder, estoy en una situación de poder porque soy hombre y no una mujer, y el hecho de que usted sea una mujer implica que está igualmente en una situación de poder, pero no la misma, todos estamos en situación, etc. Bien, si de cualquier persona que sabe algo podemos decir «usted ejerce el poder», me parece una crítica estúpida en la metida en que se limita a eso. Lo que es interesante es, en efecto, saber cómo en un grupo, en una clase, en una sociedad operan mallas de poder, es decir, cuál es la localización exacta de cada uno en la red del poder, cómo él lo ejerce de nuevo, cómo lo conserva, cómo él hace impacto en los demás, etc.. 
Traducción: Heloísa Primavera 

Extraído de Chistian Ferrer (comp.). El Lenguage Libertário 1. El pensamiento anarquista contemporáneo. Montevideo: Editorial Nordan-Comunidad, 1990 (Colección Piedra Libre), p. 21-41.

Ficha 5. Pulsión epistemofilica.


Sublimación, pulsión epistemofílica y cultura (Selección).
Número 86 / Abril de 2009
www.psyche-navegante.com
autores@psyche-navegante.com
Paul Ruiz Santos

El planteo original sobre la pulsión epistemofílica fundamenta en sí misma la sublimación de las pulsiones, como destino de pulsión, en la búsqueda del conocimiento. Este hecho nos abarca a todas las personas que nos dedicamos a estudiar e investigar en cualquier ámbito de la existencia.
La pulsión epistemofílica o pulsión de saber tiene sus inicios con Freud de la mano del concepto de sublimación. La cual según el diccionario de psicoanálisis de Laplanche y Pontalis se explica como:
Proceso postulado por Freud para explicar ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan relación con la sexualidad, pero que hallarían su energía en la fuerza de la pulsión sexual. Se dice que la pulsión se sublima, en la medida en que es derivada hacia un nuevo fin, no sexual, y apunta hacia objetos socialmente valorados.
Así el origen del postulado freudiano al respecto se asienta en un fundamento pulsional, basado en lo sexual, para explicar el interés por el conocimiento. De esta forma siguiendo con el concepto de pulsión desarrollado en el diccionario se dice:
A lo largo de toda su obra, Freud recurre al concepto de sublimación con el fin de explicar, desde un punto de vista económico y dinámico, ciertos tipos de actividades sostenidas por un deseo que no apunta, en forma manifiesta, hacia un fin sexual: por ejemplo, creación artística, investigación intelectual y, en general, actividades a las cuales una determinada sociedad concede gran valor.
Lo que vale la pena resaltar conceptualmente es que la pulsión de saber, según Freud, tiene origen en las energías sexuales que son redireccionadas hacia actividades no sexuales aceptadas social y culturalmente, y valoradas por el individuo.

1- Sublimación como destino de pulsión;
En Pulsiones y destinos de pulsión (6) Freud hace algunas aclaraciones que para esta temática se hacen más que importantes.
En primer lugar se plantea que la pulsión opera en la vida humana como “..un estímulo para lo psíquico” (Pag 108). Mientras en el diccionario de Laplanche se dice que la pulsión es un "proceso dinámico consistente en un empuje (carga energética, factor de motilidad) que hace tender al organismo hacia un fin". Y como concepto globalizador Freud plantea;
"…La pulsión nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma…"(Pag 108).
Desde lo descriptivo la pulsión está compuesta por una meta, un objeto y una fuente.
Y además las pulsiones poseen determinados destinos para poder expresarse, ellos son:
-                El trastorno hacia lo contrario.
-                La vuelta hacia la persona propia.
-                La represión.
-                Y la sublimación, que es la que nos interesa a nosotros.

Así la sublimación ocupa un lugar importante a la hora de poder darle una dirección y un destino, en este caso, a la pulsión sexual. De esta manera desde el encare sexual de Freud, la pulsión sexual a partir de la sublimación podría dar origen al interés por varias actividades no sexuales (pero que brindan excitación) socialmente aceptadas, dentro de ellas, la actividad intelectual.

2- Importancia de la pulsión de saber y el desarrollo del conocimiento;
En el segundo ensayo del trabajo Tres ensayos de teoría sexual (3)  de Sigmund Freud existe un subapartado, dentro del apartado El período de latencia sexual de la infancia y sus rupturas, llamado Formación reactiva y sublimación. En el mismo se explica la existencia de este interés intelectual en los individuos generado a partir de las mociones sexuales infantiles cuya energía es desviada a fines no sexuales, siendo este concepto planteado como elemento conformacional de la sublimación.
En un segundo momento en el mismo trabajo le dedica un segundo subapartado a la Pulsión de saber dentro del apartado La investigación sexual infantil. En el propio dice que esta pulsión no se puede considerar una pulsión elemental pero tampoco puede quedar subordinada a la pulsión sexual. Pero dejando como la principal idea, que apuntala el concepto de pulsión epistemofílica, que la vida sexual infantil tiene particular importancia dado que la pulsión de saber se apoya en los "problemas" sexuales infantiles, y hasta quizás surja de ellos. Esto se vería como ejemplo en el momento que el niño empieza a desarrollar teorías tales como El complejo de castración y envidia del pene, la Teoría del nacimiento o la Concepción sádica del coito entre otras para intentar explicar sus interrogantes vinculadas con la sexualidad de los seres humanos.
Siguiendo en esta línea, dentro del segundo ensayo, Freud sigue desarrollando que el trabajo intelectual tiene como consecuencia una  “..excitación sexual concomitante..” (Pag 185).
A pesar de este axioma parece no ser siempre de esta manera dado que en la conferencia número 20 (7) Freud plantea la necesidad de que los educadores deberían guiar las voluntades sexuales de los jóvenes dado que “la libido está destinada a nombrar la fuerza en la cual se exterioriza la pulsión sexual” (Pag 290). Esta explicación hace pensar que no siempre necesariamente el trabajo intelectual trae consigo excitación sexual sino que es necesario educar para generar este hecho.
Por el mismo camino, pero con otro encare teórico conceptual, Eduardo Said (14) plantea que Freud postulaba una pulsión epistemofílica ligada a la interrogación infantil sobre la sexualidad, la vida y la muerte. En esa misma dirección, dice Lacan: "Gozar de la verdad es el verdadero objetivo de la pulsión epistemofílica, en la que fuga y se desvanece a la vez todo saber y la verdad misma" (15.12.65 – sem 13 - clase 3- en Said E, 2004). Así las diferencias conceptuales entre los dos autores son abismales pero no contrapuestas. 
Siguiendo con los planteos lacanianos sobre la pulsión de saber Ramiro Martin Rojas (13) plantea que la posición de Lacan en torno al deseo de saber continúa la vertiente inaugurada por Freud, en tanto que la pulsión epistemofílica no es primigenia en el ser humano.
De esta manera, desde la visión sexual freudiana o por el planteo del goce de la verdad de Lacan, llegamos a la importancia que tiene el saber en la vida de los seres humanos, a pesar de no ser considerado el saber como una pulsión inicial del ser humano, sino que básicamente esta fundamentada sobre otros cimientos. Siendo bien establecida la importancia que el saber posee en sí mismo y la producción de éste en la vida del ser humano.
Junto a lo planteado por estos dos autores podemos sumar lo dicho por Laplanche (10), quien esboza que la pulsión epistemofílica está más relacionada con las pulsiones de auto conservación que con las pulsiones sexuales como plantea Freud (Pag 129-131).

3- La importancia del conocimiento y su vínculo dialéctico con la cultura;
"...La información ha existido siempre, es consustancial e inherente al ser humano. Sin información, no puede desarrollarse, ni puede evolucionar la sociedad, surgida de la relación y comunicación con sus semejantes, con los que indefectiblemente debe convivir. La comunicación está basada en un flujo y transferencia de información en sentido recíproco y concordante...” (Pag 2).
Esta cita de Suxley Gonzalez y colaboradores (9) nos ayuda a pensar en la importancia que ocupa, sobre todo en las sociedades actuales post-industriales, la información y el conocimiento. Como plantea la autora el origen de la información y la producción de conocimiento se inicia con la historia misma.
Se puede suponer que este hecho nos hace ver una pulsión de saber más correspondida con los planteos de Laplanche (al menos en colación a los aportes de Freud y Lacan al respecto) donde dicha pulsión tiene origen en las pulsiones de autoconservación más que en las pulsiones sexuales, dado que la producción de conocimiento opera como un mecanismo de sobrevivencia y desarrollo para los seres humanos.
De la mano con lo anterior Manuel Martínez (12) hablando de subjetividad y cultura plantea;
“Sería absurdo pensar en la subjetividad como fuera de la sociedad y a la sociedad como algo ajeno a las subjetividades”(Pag 62).
Y hablando sobre el sujeto cultural psicoanalítico, continúa diciendo;
“…la economía freudiana es una economía pulsional que da origen a la organización social. Se ubica así el origen de la civilización en un esencialismo psíquico de naturaleza sexual que es lo que caracteriza a la pulsión como tal. La cultura deviene de la necesidad de reprimir la sexualidad que se manifiesta bajo el imperio de pulsiones primordiales…”(Pag 63).
Lo que nos permite seguir trabajando lo planteado por Manuel Martínez es el vínculo existente entre las pulsiones individuales y sus mecanismos de resolución en relación a la cultura y la sociedad. A su vez retoma los planteos pulsionales freudianos vinculándolos a las influencias sociales, dando como resultado un “modelo” de sujeto cultural psicoanalítico. 
Lo expuesto nos permite considerar que existen vínculos entre las pulsiones, entre ellas la de saber, la cultura y la sociedad.