martes, 21 de mayo de 2013

Ficha 5. Pulsión epistemofilica.


Sublimación, pulsión epistemofílica y cultura (Selección).
Número 86 / Abril de 2009
www.psyche-navegante.com
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Paul Ruiz Santos

El planteo original sobre la pulsión epistemofílica fundamenta en sí misma la sublimación de las pulsiones, como destino de pulsión, en la búsqueda del conocimiento. Este hecho nos abarca a todas las personas que nos dedicamos a estudiar e investigar en cualquier ámbito de la existencia.
La pulsión epistemofílica o pulsión de saber tiene sus inicios con Freud de la mano del concepto de sublimación. La cual según el diccionario de psicoanálisis de Laplanche y Pontalis se explica como:
Proceso postulado por Freud para explicar ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan relación con la sexualidad, pero que hallarían su energía en la fuerza de la pulsión sexual. Se dice que la pulsión se sublima, en la medida en que es derivada hacia un nuevo fin, no sexual, y apunta hacia objetos socialmente valorados.
Así el origen del postulado freudiano al respecto se asienta en un fundamento pulsional, basado en lo sexual, para explicar el interés por el conocimiento. De esta forma siguiendo con el concepto de pulsión desarrollado en el diccionario se dice:
A lo largo de toda su obra, Freud recurre al concepto de sublimación con el fin de explicar, desde un punto de vista económico y dinámico, ciertos tipos de actividades sostenidas por un deseo que no apunta, en forma manifiesta, hacia un fin sexual: por ejemplo, creación artística, investigación intelectual y, en general, actividades a las cuales una determinada sociedad concede gran valor.
Lo que vale la pena resaltar conceptualmente es que la pulsión de saber, según Freud, tiene origen en las energías sexuales que son redireccionadas hacia actividades no sexuales aceptadas social y culturalmente, y valoradas por el individuo.

1- Sublimación como destino de pulsión;
En Pulsiones y destinos de pulsión (6) Freud hace algunas aclaraciones que para esta temática se hacen más que importantes.
En primer lugar se plantea que la pulsión opera en la vida humana como “..un estímulo para lo psíquico” (Pag 108). Mientras en el diccionario de Laplanche se dice que la pulsión es un "proceso dinámico consistente en un empuje (carga energética, factor de motilidad) que hace tender al organismo hacia un fin". Y como concepto globalizador Freud plantea;
"…La pulsión nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma…"(Pag 108).
Desde lo descriptivo la pulsión está compuesta por una meta, un objeto y una fuente.
Y además las pulsiones poseen determinados destinos para poder expresarse, ellos son:
-                El trastorno hacia lo contrario.
-                La vuelta hacia la persona propia.
-                La represión.
-                Y la sublimación, que es la que nos interesa a nosotros.

Así la sublimación ocupa un lugar importante a la hora de poder darle una dirección y un destino, en este caso, a la pulsión sexual. De esta manera desde el encare sexual de Freud, la pulsión sexual a partir de la sublimación podría dar origen al interés por varias actividades no sexuales (pero que brindan excitación) socialmente aceptadas, dentro de ellas, la actividad intelectual.

2- Importancia de la pulsión de saber y el desarrollo del conocimiento;
En el segundo ensayo del trabajo Tres ensayos de teoría sexual (3)  de Sigmund Freud existe un subapartado, dentro del apartado El período de latencia sexual de la infancia y sus rupturas, llamado Formación reactiva y sublimación. En el mismo se explica la existencia de este interés intelectual en los individuos generado a partir de las mociones sexuales infantiles cuya energía es desviada a fines no sexuales, siendo este concepto planteado como elemento conformacional de la sublimación.
En un segundo momento en el mismo trabajo le dedica un segundo subapartado a la Pulsión de saber dentro del apartado La investigación sexual infantil. En el propio dice que esta pulsión no se puede considerar una pulsión elemental pero tampoco puede quedar subordinada a la pulsión sexual. Pero dejando como la principal idea, que apuntala el concepto de pulsión epistemofílica, que la vida sexual infantil tiene particular importancia dado que la pulsión de saber se apoya en los "problemas" sexuales infantiles, y hasta quizás surja de ellos. Esto se vería como ejemplo en el momento que el niño empieza a desarrollar teorías tales como El complejo de castración y envidia del pene, la Teoría del nacimiento o la Concepción sádica del coito entre otras para intentar explicar sus interrogantes vinculadas con la sexualidad de los seres humanos.
Siguiendo en esta línea, dentro del segundo ensayo, Freud sigue desarrollando que el trabajo intelectual tiene como consecuencia una  “..excitación sexual concomitante..” (Pag 185).
A pesar de este axioma parece no ser siempre de esta manera dado que en la conferencia número 20 (7) Freud plantea la necesidad de que los educadores deberían guiar las voluntades sexuales de los jóvenes dado que “la libido está destinada a nombrar la fuerza en la cual se exterioriza la pulsión sexual” (Pag 290). Esta explicación hace pensar que no siempre necesariamente el trabajo intelectual trae consigo excitación sexual sino que es necesario educar para generar este hecho.
Por el mismo camino, pero con otro encare teórico conceptual, Eduardo Said (14) plantea que Freud postulaba una pulsión epistemofílica ligada a la interrogación infantil sobre la sexualidad, la vida y la muerte. En esa misma dirección, dice Lacan: "Gozar de la verdad es el verdadero objetivo de la pulsión epistemofílica, en la que fuga y se desvanece a la vez todo saber y la verdad misma" (15.12.65 – sem 13 - clase 3- en Said E, 2004). Así las diferencias conceptuales entre los dos autores son abismales pero no contrapuestas. 
Siguiendo con los planteos lacanianos sobre la pulsión de saber Ramiro Martin Rojas (13) plantea que la posición de Lacan en torno al deseo de saber continúa la vertiente inaugurada por Freud, en tanto que la pulsión epistemofílica no es primigenia en el ser humano.
De esta manera, desde la visión sexual freudiana o por el planteo del goce de la verdad de Lacan, llegamos a la importancia que tiene el saber en la vida de los seres humanos, a pesar de no ser considerado el saber como una pulsión inicial del ser humano, sino que básicamente esta fundamentada sobre otros cimientos. Siendo bien establecida la importancia que el saber posee en sí mismo y la producción de éste en la vida del ser humano.
Junto a lo planteado por estos dos autores podemos sumar lo dicho por Laplanche (10), quien esboza que la pulsión epistemofílica está más relacionada con las pulsiones de auto conservación que con las pulsiones sexuales como plantea Freud (Pag 129-131).

3- La importancia del conocimiento y su vínculo dialéctico con la cultura;
"...La información ha existido siempre, es consustancial e inherente al ser humano. Sin información, no puede desarrollarse, ni puede evolucionar la sociedad, surgida de la relación y comunicación con sus semejantes, con los que indefectiblemente debe convivir. La comunicación está basada en un flujo y transferencia de información en sentido recíproco y concordante...” (Pag 2).
Esta cita de Suxley Gonzalez y colaboradores (9) nos ayuda a pensar en la importancia que ocupa, sobre todo en las sociedades actuales post-industriales, la información y el conocimiento. Como plantea la autora el origen de la información y la producción de conocimiento se inicia con la historia misma.
Se puede suponer que este hecho nos hace ver una pulsión de saber más correspondida con los planteos de Laplanche (al menos en colación a los aportes de Freud y Lacan al respecto) donde dicha pulsión tiene origen en las pulsiones de autoconservación más que en las pulsiones sexuales, dado que la producción de conocimiento opera como un mecanismo de sobrevivencia y desarrollo para los seres humanos.
De la mano con lo anterior Manuel Martínez (12) hablando de subjetividad y cultura plantea;
“Sería absurdo pensar en la subjetividad como fuera de la sociedad y a la sociedad como algo ajeno a las subjetividades”(Pag 62).
Y hablando sobre el sujeto cultural psicoanalítico, continúa diciendo;
“…la economía freudiana es una economía pulsional que da origen a la organización social. Se ubica así el origen de la civilización en un esencialismo psíquico de naturaleza sexual que es lo que caracteriza a la pulsión como tal. La cultura deviene de la necesidad de reprimir la sexualidad que se manifiesta bajo el imperio de pulsiones primordiales…”(Pag 63).
Lo que nos permite seguir trabajando lo planteado por Manuel Martínez es el vínculo existente entre las pulsiones individuales y sus mecanismos de resolución en relación a la cultura y la sociedad. A su vez retoma los planteos pulsionales freudianos vinculándolos a las influencias sociales, dando como resultado un “modelo” de sujeto cultural psicoanalítico. 
Lo expuesto nos permite considerar que existen vínculos entre las pulsiones, entre ellas la de saber, la cultura y la sociedad. 

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