Sublimación, pulsión epistemofílica y cultura
(Selección).
Número 86 / Abril de 2009
www.psyche-navegante.com
autores@psyche-navegante.com
Paul Ruiz Santos
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El planteo original sobre la pulsión epistemofílica
fundamenta en sí misma la sublimación de las pulsiones, como destino de
pulsión, en la búsqueda del conocimiento. Este hecho nos abarca a todas las
personas que nos dedicamos a estudiar e investigar en cualquier ámbito de la
existencia.
La pulsión epistemofílica o pulsión de saber tiene sus
inicios con Freud de la mano del concepto de sublimación. La cual según el
diccionario de psicoanálisis de Laplanche y Pontalis se explica como:
Proceso
postulado por Freud para explicar ciertas actividades humanas que aparentemente
no guardan relación con la sexualidad, pero que hallarían su energía en la
fuerza de la pulsión sexual. Se dice que la pulsión se sublima, en la medida en
que es derivada hacia un nuevo fin, no sexual, y apunta hacia objetos
socialmente valorados.
Así el origen del postulado freudiano al respecto se
asienta en un fundamento pulsional, basado en lo sexual, para explicar el
interés por el conocimiento. De esta forma siguiendo con el concepto de pulsión
desarrollado en el diccionario se dice:
A lo largo de
toda su obra, Freud recurre al concepto de sublimación con el fin de explicar,
desde un punto de vista económico y dinámico, ciertos tipos de actividades
sostenidas por un deseo que no apunta, en forma manifiesta, hacia un fin
sexual: por ejemplo, creación artística, investigación intelectual y, en
general, actividades a las cuales una determinada sociedad concede gran valor.
Lo que vale la pena resaltar conceptualmente es que la
pulsión de saber, según Freud, tiene origen en las energías sexuales que son
redireccionadas hacia actividades no sexuales aceptadas social y culturalmente,
y valoradas por el individuo.
1-
Sublimación como destino de pulsión;
En Pulsiones y
destinos de pulsión (6) Freud hace algunas aclaraciones que para esta
temática se hacen más que importantes.
En primer lugar se plantea que la pulsión opera en la
vida humana como “..un estímulo para lo
psíquico” (Pag 108). Mientras en el diccionario de Laplanche se dice que la
pulsión es un "proceso dinámico
consistente en un empuje (carga energética, factor de motilidad) que hace
tender al organismo hacia un fin". Y como concepto globalizador Freud
plantea;
"…La
pulsión nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático,
como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del
cuerpo y alcanzan el alma…"(Pag 108).
Desde lo descriptivo la pulsión está compuesta por una
meta, un objeto y una fuente.
Y además las pulsiones poseen determinados destinos
para poder expresarse, ellos son:
-
El trastorno hacia lo contrario.
-
La vuelta hacia la persona propia.
-
La represión.
-
Y la sublimación, que es la que nos interesa a nosotros.
Así la sublimación ocupa un lugar importante a la hora
de poder darle una dirección y un destino, en este caso, a la pulsión sexual.
De esta manera desde el encare sexual de Freud, la pulsión sexual a partir de
la sublimación podría dar origen al interés por varias actividades no sexuales
(pero que brindan excitación) socialmente aceptadas, dentro de ellas, la
actividad intelectual.
2-
Importancia de la pulsión de saber y el desarrollo del conocimiento;
En el segundo ensayo del trabajo Tres ensayos de teoría sexual (3) de Sigmund Freud existe un subapartado,
dentro del apartado El período de
latencia sexual de la infancia y sus rupturas, llamado Formación reactiva y sublimación. En el mismo se explica la
existencia de este interés intelectual en los individuos generado a partir de
las mociones sexuales infantiles cuya energía es desviada a fines no sexuales,
siendo este concepto planteado como elemento conformacional de la sublimación.
En un segundo momento en el mismo trabajo le dedica un
segundo subapartado a la
Pulsión de saber dentro del apartado La investigación sexual infantil. En el propio dice que esta
pulsión no se puede considerar una pulsión elemental pero tampoco puede quedar
subordinada a la pulsión sexual. Pero dejando como la principal idea, que
apuntala el concepto de pulsión epistemofílica, que la vida sexual infantil
tiene particular importancia dado que la pulsión de saber se apoya en los
"problemas" sexuales infantiles, y hasta quizás surja de ellos. Esto
se vería como ejemplo en el momento que el niño empieza a desarrollar teorías
tales como El complejo de castración y
envidia del pene, la Teoría
del nacimiento o la
Concepción sádica del coito entre otras para intentar
explicar sus interrogantes vinculadas con la sexualidad de los seres humanos.
Siguiendo en esta línea, dentro del segundo ensayo,
Freud sigue desarrollando que el trabajo intelectual tiene como consecuencia
una “..excitación sexual concomitante..” (Pag 185).
A pesar de este axioma parece no ser siempre de esta
manera dado que en la conferencia número 20
(7) Freud plantea la necesidad de que los educadores deberían guiar las
voluntades sexuales de los jóvenes dado que “la libido está destinada a nombrar
la fuerza en la cual se exterioriza la pulsión sexual” (Pag 290). Esta explicación hace pensar que no siempre
necesariamente el trabajo intelectual trae consigo excitación sexual sino que
es necesario educar para generar este hecho.
Por el mismo camino, pero con otro encare teórico
conceptual, Eduardo Said (14) plantea
que Freud postulaba una pulsión epistemofílica ligada a la interrogación
infantil sobre la sexualidad, la vida y la muerte. En esa misma dirección, dice
Lacan: "Gozar de la verdad es el verdadero objetivo de la pulsión
epistemofílica, en la que fuga y se desvanece a la vez todo saber y la verdad
misma" (15.12.65 – sem 13 - clase 3- en Said E, 2004). Así las diferencias
conceptuales entre los dos autores son abismales pero no contrapuestas.
Siguiendo con los
planteos lacanianos sobre la pulsión de saber Ramiro Martin Rojas (13) plantea que la posición de Lacan en
torno al deseo de saber continúa la vertiente inaugurada por Freud, en tanto
que la pulsión epistemofílica no es primigenia en el ser humano.
De esta manera, desde la visión sexual freudiana o por
el planteo del goce de la verdad de Lacan, llegamos a la importancia que tiene
el saber en la vida de los seres humanos, a pesar de no ser considerado el
saber como una pulsión inicial del ser humano, sino que básicamente esta
fundamentada sobre otros cimientos. Siendo bien establecida la importancia que
el saber posee en sí mismo y la producción de éste en la vida del ser humano.
Junto a lo planteado por estos dos autores podemos
sumar lo dicho por Laplanche (10), quien esboza que la pulsión epistemofílica
está más relacionada con las pulsiones de auto conservación que con las
pulsiones sexuales como plantea Freud
(Pag 129-131).
3- La
importancia del conocimiento y su vínculo dialéctico con la cultura;
"...La
información ha existido siempre, es consustancial e inherente al ser humano.
Sin información, no puede desarrollarse, ni puede evolucionar la sociedad,
surgida de la relación y comunicación con sus semejantes, con los que
indefectiblemente debe convivir. La comunicación está basada en un flujo y
transferencia de información en sentido recíproco y concordante...” (Pag 2).
Esta cita de Suxley
Gonzalez y colaboradores (9) nos
ayuda a pensar en la importancia que ocupa, sobre todo en las sociedades
actuales post-industriales, la información y el conocimiento. Como plantea la
autora el origen de la información y la producción de conocimiento se inicia
con la historia misma.
Se puede suponer que
este hecho nos hace ver una pulsión de saber más correspondida con los planteos
de Laplanche (al menos en colación a los aportes de Freud y Lacan al respecto)
donde dicha pulsión tiene origen en las pulsiones de autoconservación más que
en las pulsiones sexuales, dado que la producción de conocimiento opera como un
mecanismo de sobrevivencia y desarrollo para los seres humanos.
De la mano con lo
anterior Manuel Martínez (12)
hablando de subjetividad y cultura plantea;
“Sería absurdo pensar en la subjetividad como fuera de
la sociedad y a la sociedad como algo ajeno a las subjetividades”(Pag 62).
Y hablando sobre el
sujeto cultural psicoanalítico, continúa diciendo;
“…la economía freudiana es una economía pulsional que
da origen a la organización social. Se ubica así el origen de la civilización
en un esencialismo psíquico de naturaleza sexual que es lo que caracteriza a la
pulsión como tal. La cultura deviene de la necesidad de reprimir la sexualidad
que se manifiesta bajo el imperio de pulsiones primordiales…”(Pag 63).
Lo que nos permite
seguir trabajando lo planteado por Manuel Martínez es el vínculo existente
entre las pulsiones individuales y sus mecanismos de resolución en relación a
la cultura y la sociedad. A su vez retoma los planteos pulsionales freudianos
vinculándolos a las influencias sociales, dando como resultado un “modelo” de
sujeto cultural psicoanalítico.
Lo expuesto nos
permite considerar que existen vínculos entre las pulsiones, entre ellas la de
saber, la cultura y la sociedad.
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